Fidel Castro, el hombre que habría de reescribir la historia de Cuba, nacía un día como hoy hace 91 años. Unas tres décadas más tarde entraba victorioso a La Habana tras derrocar a la dictadura de Batista. El embajador de Suiza saludaba en el comandante a un “idealista admirable”, un “héroe” y un “ejemplo” para toda América Latina. Pero la diplomacia helvética no siempre mostró ese fervor.
Por Marcela Aguila Rubín
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